jueves, 26 de enero de 2012

Judaismo

El término judaísmo se refiere a la religión o creencias, la tradición y la cultura del pueblo judío. Es la más antigua de las tres religiones monoteístas más difundidas (junto con el cristianismo y el islam), conocidas también como «religiones del libro» o «abrahámicas», y la menor de ellas en número de fieles. Del judaísmo se desglosaron, históricamente, las otras dos.
Aunque no existe un cuerpo único que sistematice y fije el contenido dogmático del judaísmo, su práctica se basa en las enseñanzas de la Torá, también llamada Pentateuco, compuesto, como su nombre lo indica, por cinco libros. La Torá o el Pentateuco, a su vez, es uno de los tres libros que conforman el Tanaj a los que se atribuye inspiración divina.
Juega también un papel importante en la práctica religiosa la tradición oral que, según las creencias, fue entregada a Moisés junto con la Torá y conservada desde su época y la de los profetas. La tradición oral rige la interpretación del texto bíblico; la codificación y comentario. Esta tradición oral fue transcrita, dando nacimiento a la Mishná, que posteriormente sería la base del Talmud y de un enorme cuerpo exegético, que se desarrolla hasta el día de hoy por los estudiosos. El compendio de la leyes extraídas de estos textos forma la denominada Ley Judía o Halajá.
El rasgo principal de la fe judía es la creencia en un Dios omnisciente, omnipotente y providente, que habría creado el universo y elegido al pueblo judío para revelarle la ley contenida en los Diez Mandamientos y las prescripciones rituales de los libros tercero y cuarto de la Torá. Consecuentemente, las normas derivadas de tales textos y de la tradición oral constituyen la guía de vida de los judíos, aunque la observancia de las mismas varía mucho de unos grupos a otros.
Otra de las características del judaísmo, que lo diferencia de las otras religiones monoteístas, radica en que se considera no sólo como una religión, sino también como una tradición y una cultura. Las otras religiones trascienden varias naciones y culturas, mientras que el judaísmo se considera la religión y la cultura de un pueblo específico. El judaísmo no exige de los no judíos unirse al pueblo judío ni adoptar su religión. La religión, la cultura y el pueblo judío pueden considerarse conceptos separados, pero están estrechamente interrelacionados. La tradición y la cultura judía son muy diversas y heterogéneas, ya que se desarrollaron de modos distintos en las diferentes comunidades, y cada comunidad local incorporó elementos culturales de los distintos países en los que vivieron los judíos a partir de la dispersión.

jueves, 19 de enero de 2012

Alcalá de Henares y sus tres religiones (Cristiana, musulmana y judía)

Alcalá medieval cristiana.

A partir del siglo XII aparece claramente definida la existencia de dos núcleos diferenciados de población. Documentos de la época se refieren al castillo en los siguientes términos: "castrum quoque Alkalá", y al burgo: "ecclesiam sanctorum Iusti e Pastoris".

Alcalá permanece en esta época bajo jurisdicción real. El 10 de febrero de 1129 el rey Alfonso VII y su esposa Berenguela donan a los prelados toledanos, en pago a los servicios prestados a la corona por la Iglesia de Toledo durante la Reconquista, la ciudad de Alcalá.

Seis años después, el arzobispo Raimundo le otorgaría el llamado Fuero Viejo de Alcalá con el fin de promover la repoblación del territorio.

Podemos fijar la constitución de la Comunidad de Villa y Tierra de Alcalá desde el mismo momento de la reconquista de la población del llano pues en el documento de donación ya se hace referencia a sus términos antiguos de tiempos de Alfonso VI y de la época musulmana. Lo confirmaría el hecho de que ya en 1086 se menciona a la tierra de Alcalá.

El término de Alcalá no sufrió modificaciones importantes hasta mediados del siglo XVI. Estuvo constituido por la propia villa, cabeza de la comunidad, y un total de 25 aldeas distribuidas entre las comarcas geográficas de la Campiña y la Alcarria. La Tierra de Alcalá limitaba al N con la de Talamanca, al O con la de Madrid, al E con la de Guadalajara y al S con el Sexmo segoviano de Valdemoro.

La Villa se rigió por el Sistema de Concejo Abierto (asamblea de vecinos), este Concejo era convocado a campana repicada con asistencia de los dos concejos, el de caballeros y el de pecheros, gozando todos los presentes de voz y voto. Este sistema sufre importantes cambios, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XIV, al instituirse la figura del regidor.

Salvos los cargos de designación arzobispal, el resto se elegían anuamente el día de San Martín (11 de noviembre). Existían dos distritos administrativos: Santa María y San Justo.

La administración de la justicia recaía en los alcaldes. Sus fallos eran absolutos y los juicios se celebraban en corral dos días por semana: viernes y sábados. De San Juan a la Virgen de agosto se suspendían los juicios a no ser un delito mayor: homicidio, violación o incendio.

Señalamos aquí que en la plaza de la Picota (hoy de Abajo), frente a las casa del Concejo se levantaba una picota, utilizada para ejecuciones, castigos, exhibiciones públicas de aquellos que vulnerasen el fuero.

¿Cómo era el barrio cristiano? ¿Cuáles eran sus monumentos más importantes y representativos? En el barrio cristiano se levantaban casas solariegas, ermitas, hospitales, escuelas y conventos. Pero parroquias propiamente dichas solamente existían dos entre los siglos XII y XIV la de San Justo y la de Santa María.

Una superficie importante fue ocupada por el palacio residencial de los arzobispos toledanos, cuya construcción inició Ximenez de Rada en 1209. El palacio contaba con su propio amurallamiento interior, resultaba así una fortaleza de la propia villa. Así en 1454 el arzobispo Carrillo ampliará este recinto amurallado incorporando la plaza del Mercado, que hasta este momento quedaba extramuros. Trasladó por este motivo la ubicación de las diferentes puertas: la de Guadalajara, Tenerías, San Julián, de los Judíos.

En este palacio tendrían lugar Cortes y Concilios y sería utilizado como residencia por los reyes durante sus visitas a Alcalá.
La comunidad musulmana.

En 1129 Alfonso VII y doña Berenguela hacen donación de Alcalá y su tierra al arzobispo de Toledo, don Bernardo. Este privilegio supone la fundación del señorío prelaticio sobre el territorio alcalaíno, origen de la ciudad de Alcalá.

A partir de este momento la zona se pacifica y la población torna al llano de forma masiva, la fortaleza sufre un declive inexorable, esto trae consigo la nueva situación de los musulmanes: situación de dependencia bajo el dominio cristiano.

¿Cómo vivían en esta nueva situación? La legislación foral los considera como ciudadanos de tercera categoría, incluso por debajo de los judíos, aunque la monarquía era garante de su seguridad. El rey nombraba sus alcaldes y justicias, pero los litigios con los cristianos se dirimían según la legislación foral.

Apenas se les permitía el trato con los cristianos, pues tenían prohibido relacionarse con ellos en cualquier actividad: cohabitar, comer, vender alimentos o medicinas.

No se les permitía bajo ningún concepto volver a su tierra, y si lo intentaban, eran severamente castigados. Vivían en tierras del arzobispo de Toledo.

La situación de esta comunidad en Alcalá mejora con el tiempo. Pues mientras que el Fuero Viejo los trata como esclavos, en los siglos XIV y XV hay musulmanes arrendadores de casas y tierras. Son respetados en sus manifestaciones religiosas, pues rezan en su mezquita sin ser molestados. También encontramos musulmanes en esa época dedicados a tareas artesanales y constructivas como alarifes del arzobispo. La mayor producción se sitúa entre los siglos XIII y XVI.

En esta mejora del trato por parte de los cristianos destacamos el hecho de que vivieran en la calle Mayor mezclados con judíos y cristianos.

Destacamos, por último, como legado importante de esta comunidad el nombre de Alcalá y el escudo que le representa: la fortaleza musulmana con el Henares a sus pies.

La comunidad judía.

Es difícil situar la llegada de los judíos a Alcalá. Es posible que ya en época romana ya hubiera judíos por estas tierras.

Según el padrón de Huete se puede situar la población de judíos en Alcalá entre seiscientos y setecientos. A lo largo del siglo XV la población va a disminuir progresivamente hasta su expulsión por los Reyes Católicos en 1492.

Esta población en la Edad Media era mayor que la Morería y sensiblemente inferior al caserío cristiano. En cuanto a sus ocupaciones fueron múltiples y diversas: artesanos, mercaderes de especias, médicos, encuadernadores, prestamistas, arrendatarios, recaudadores de impuestos, zapateros, pellejeros, traperos...

La calle Mayor, la que habitaban en casi su totalidad, se convirtió en la principal vía de la ciudad dado a su situación y a la actividad económica de la comunidad judía.

Es de destacar que el Fuero Viejo equipara a los judíos con los cristianos e intenta que se asienten en Alcalá. La legislación española medieval fue la más generosa en el trato a los judíos, legislación inspirada en la "Constitutio" de Inocencio III.

En cuanto a su convivencia en la ciudad, destacamos que tenían derecho de propiedad sobre bienes muebles e inmuebles. Y en cuanto a su relación con los cristianos destacar que no podían mantener amistad ni convivir con ellos.

Eran protegidos personales de la monarquía y también de los arzobispos. De ahí la libertad de movimientos que tenían para su actividad mercantil e incluso para viajar. Así podemos encontrarnos en Alcalá con judíos provenientes de Sevilla, Córdoba, Toledo o Zaragoza.

Este trato de favor se mantuvo hasta el decreto de expulsión de 1492, y en Alcalá la Inquisición no se ocupó de los judíos sino de los bautizados acusados de herejía.

Terminamos este pequeño recorrido sobre la comunidad judía en Alcalá resaltando su legado urbanístico, comercial y cultural.

Es en la cultura donde judíos ilustres escribieron páginas importantes para la historia de Alcalá: Menahem ben Zérah, historiador; Alfonso de Zamora, primer catedrático de hebreo de la universidad; Pablo Coronel, erudito hebreo; Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática castellana; Pedro de Lerma, a quien Cisneros trajo con el cargo de Canciller de la Universidad.